Introducción a Alsacia
En la frontera de Suiza y de Alemania, Alsacia goza de una posición privilegiada en el centro de Europa. Los inviernos rudos son propicios para las festividades de Navidad y los veranos son cálidos y soleados, como lo atestiguan unos viñedos extensos y prósperos.
La identidad alsaciana
Alsacia ha forjado una identidad propia con las aportaciones que ha conservado de las culturas francesa y germánica. Esto ha provocado que para los "franceses del interior", los alsacianos estén germanizados, y para los alemanes, estén afrancesados. Por eso Alsacia posee un preciado tesoro: el Derecho local.
Eso induce a lapsus garrafales, como el que cometió el ex-presidente francés, Nicolas Sarkozy. Durante un discurso en el municipio alsaciano de Truchtersheim, frente a autoridades alsacianas, entre las cuales, el ex-presidente regional Philippe Richert, ante los que pronunció la siguiente frase: « ...es totalmente incomprehensible y no lo digo solamente, querido Philippe Richert, porque esté en Alemania... », rápidamente se corrigió y dijo: « estoy en Alsacia ». Fue abucheado por los presentes en la sala. Para terminar de corregirse dijo : « ahora ven por qué me interesa invertir en dependencia » (ver vídeo a la derecha). |
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Y es precisamente este carácter el que podemos encontrar en sus gentes. Después de la Segunda guerra mundial, las regiones de Alsacia y Mosela (Alsace-Lorraine) fueron liberadas del 3er Reich alemán, que se las anexionó por la fuerza. Se incorporó forzosamente a los alsacianos a los regimientos del Ejercito nazi, los conocidos como « Malgré-nous » (A nuestro pesar).
Tras este periodo, desde Francia se reprimió todo lo que se parecía o tenía que ver con Alemania, y en Alsacia se adoptó el mismo rechazo y una política de afrancesamiento. Hasta tal punto de olvidar su lengua regional (dialecto de origen germánico, que ahora empieza a reflorecer). Esta política vino, en parte, de esta canción compuesta tras la pérdida de dichas tierras: « Alsace et Lorraine » (Alsacia y Lorena). |
Vous n'aurez pas l'Alsace et la Lorraine |
Hasta hace poco, la mayoría de los alsacianos se declaraban alsacianos ante todo y después franceses. Otros dicen « Ni français, ni allemand, chuis alsacien » (Ni francés, ni alemán, alsaciano soy) y otros siguen soñando con lo que pudo ser y no fue: la brevísima República de Alsacia-Lorena, y reclaman la independencia de Alsacia dentro de una Europa federal.
Pero muchos de estos sentimientos han cambiado tras la reforma territorial de 2016. Esto a llevado a la supresión de muchas regiones de Francia, entre las cuales se encuentra Alsacia. Ahora, todo el territorio que va desde la frontera alemana, casi hasta las puertas de París se le conoce oficialmente como la Región Gran Este, que resulta de la fusión forzada de Alsacia, Lorena y Champaña-Ardenas.
En cuanto a los Alemanes, el rechazo hacia ellos prácticamente no existe, ya se les ve como los buenos vecinos del otro lado del Rin, más bien los primos, con los que tuvieron algo en común. De hecho, muchos alsacianos trabajan en Alemania y viven en Francia, también hacen las compras al otro lado del Rin, etc. Por ello cuando se enfrentan Francia y Alemania en un partido de fútbol, por ejemplo, lo más normal es que vayan con Francia en primer lugar, o con cualquiera de los dos. Si Francia pierde, aunque los "franceses del interior" vayan con el que juega contra ésta, seguramente que muchos alsacianos irán a favor de Alemania.
Pero muchos de estos sentimientos han cambiado tras la reforma territorial de 2016. Esto a llevado a la supresión de muchas regiones de Francia, entre las cuales se encuentra Alsacia. Ahora, todo el territorio que va desde la frontera alemana, casi hasta las puertas de París se le conoce oficialmente como la Región Gran Este, que resulta de la fusión forzada de Alsacia, Lorena y Champaña-Ardenas.
En cuanto a los Alemanes, el rechazo hacia ellos prácticamente no existe, ya se les ve como los buenos vecinos del otro lado del Rin, más bien los primos, con los que tuvieron algo en común. De hecho, muchos alsacianos trabajan en Alemania y viven en Francia, también hacen las compras al otro lado del Rin, etc. Por ello cuando se enfrentan Francia y Alemania en un partido de fútbol, por ejemplo, lo más normal es que vayan con Francia en primer lugar, o con cualquiera de los dos. Si Francia pierde, aunque los "franceses del interior" vayan con el que juega contra ésta, seguramente que muchos alsacianos irán a favor de Alemania.
La identidad alsaciana en la nación francesa
Alsacia posee una fuerte identidad cultural, a la vez francesa y germánica. La nación que controlaba Alsacia siempre ha querido borrar los lazos que la unían a la otra nación. Se dice que la integración cultural alsaciana a la nación francesa fue esencialmente marcada por el apoyo de la burguesía alsaciana a la revolución francesa y por el rechazo a Alemania, sobre todo tras la Segunda guerra mundial.
Pero mucho más que la Revolución francesa, el apego a Francia para las poblaciones rurales y de las ciudades viene de la confesión. Los católicos tienen más apego a Francia, tradicionalmente católica, mientras que los protestantes a Alemania.
Pero hasta 1870, la cuestión de la identidad alsaciana no suponía propiamente hablar de un problema. La integración en Francia, comenzó en 1648 con el tratado de Westfalia, esencialmente se basaba en un cambio de monarca, los alsacianos ahora eran súbditos del rey de Francia. Luis XIV a menudo tomaba partido por los campesinos en sus conflictos con los señores feudales, también se encontró así una estabilidad y el Estado realizó inversiones colosales en la región (fortificaciones Vauban, construcción de canales como el del Ródano al Rin), al fundamento de una recuperación de la actividad económica, que permitieron conciliar a la población. Sobre todo, es el famoso letrero colocado sobre el puente del Rin, en Estrasburgo, el 14 de julio de 1791, para la fiesta de la Federación, que decía: « Ici commence le pays de la Liberté » (Aquí comienza el país de la Libertad), que simboliza la adhesión de Alsacia a la comunidad nacional francesa.
Alsacia proporcionó muchos oficiales a Francia durante la Revolución y el Imperio (Kléber, Kellermann, Rapp); el actual himno nacional francés, se compuso por petición del alcalde de la ciudad como canto de guerra para el Ejército del Rin y fue cantado por primera vez por Rouget de l'Isle, su compositor, en el Ayuntamiento de Estrasburgo. Alsacia fue tierra de comerciantes, de artesanos, de burgueses independientes que apoyaron a la Revolución y a las Repúblicas. Mientras tanto, a la población solo le incumbían los intereses puramente confesionales.
Así, los alsacianos conservaron su cultura germánica y su sistema social tradicional, enriqueciéndose a la vez de la cultura francesa. La religión y el culto católico eran predominantes en Alsacia, por ello a la menor tensión franco-alemana se ponía en duda el sentimiento nacional de los protestantes. Cuando estalla el conflicto contra Prusia en 1870, son los ciudadanos alsacianos quienes combaten bajo el estandarte francés. Las autoridades francesas, durante todo el conflicto, desconfiaron de las poblaciones protestantes.
La resistencia del Territorio de Belfort, único territorio de Alsacia que permaneció francés tras la guerra de 1870-1871, y la conducta heroica de las tropas francesas, pese a su inferioridad numérica, reforzaron este sentimiento. El Territorio de Belfort se convirtió en un reducto de la idílica Alsacia francesa en la que se realizaron numerosas construcciones y eventos conmemorativos. El actual departamento mantuvo el nombre de "distrito subsistente del Alto Rin", hasta que en 1922 se convirtió en el 90° departamento francés, que fue integrado progresivamente en el Franco Condado, y no en Alsacia, entre 1960 y 1982.
Pero el factor determinante del afecto a Francia no es étnico o lingüístico sino que está sujeto al hecho de que la nación francesa, en 1871, está todavía fundada sobre los valores católicos. Al contrario, para los protestantes hasta ese momento integrados en un Estado católico, la guerra de 1870-71 y la anexión al Imperio alemán se anuncia como una revancha. De esta manera se designaba a los protestantes como pro-alemanes y los católicos como pro-franceses. Así, cuando se produjo la incorporación de los reclutas, tras octubre de 1872, los pueblos católicos se mostraban reacios, mientras que en el pueblo protestante de Baldenheim, los reclutas desfilaban por las calles con una bandera que llevaba la inscripción: « Viva Guillermo, Emperador de Alemania ».
Pero mucho más que la Revolución francesa, el apego a Francia para las poblaciones rurales y de las ciudades viene de la confesión. Los católicos tienen más apego a Francia, tradicionalmente católica, mientras que los protestantes a Alemania.
Pero hasta 1870, la cuestión de la identidad alsaciana no suponía propiamente hablar de un problema. La integración en Francia, comenzó en 1648 con el tratado de Westfalia, esencialmente se basaba en un cambio de monarca, los alsacianos ahora eran súbditos del rey de Francia. Luis XIV a menudo tomaba partido por los campesinos en sus conflictos con los señores feudales, también se encontró así una estabilidad y el Estado realizó inversiones colosales en la región (fortificaciones Vauban, construcción de canales como el del Ródano al Rin), al fundamento de una recuperación de la actividad económica, que permitieron conciliar a la población. Sobre todo, es el famoso letrero colocado sobre el puente del Rin, en Estrasburgo, el 14 de julio de 1791, para la fiesta de la Federación, que decía: « Ici commence le pays de la Liberté » (Aquí comienza el país de la Libertad), que simboliza la adhesión de Alsacia a la comunidad nacional francesa.
Alsacia proporcionó muchos oficiales a Francia durante la Revolución y el Imperio (Kléber, Kellermann, Rapp); el actual himno nacional francés, se compuso por petición del alcalde de la ciudad como canto de guerra para el Ejército del Rin y fue cantado por primera vez por Rouget de l'Isle, su compositor, en el Ayuntamiento de Estrasburgo. Alsacia fue tierra de comerciantes, de artesanos, de burgueses independientes que apoyaron a la Revolución y a las Repúblicas. Mientras tanto, a la población solo le incumbían los intereses puramente confesionales.
Así, los alsacianos conservaron su cultura germánica y su sistema social tradicional, enriqueciéndose a la vez de la cultura francesa. La religión y el culto católico eran predominantes en Alsacia, por ello a la menor tensión franco-alemana se ponía en duda el sentimiento nacional de los protestantes. Cuando estalla el conflicto contra Prusia en 1870, son los ciudadanos alsacianos quienes combaten bajo el estandarte francés. Las autoridades francesas, durante todo el conflicto, desconfiaron de las poblaciones protestantes.
La resistencia del Territorio de Belfort, único territorio de Alsacia que permaneció francés tras la guerra de 1870-1871, y la conducta heroica de las tropas francesas, pese a su inferioridad numérica, reforzaron este sentimiento. El Territorio de Belfort se convirtió en un reducto de la idílica Alsacia francesa en la que se realizaron numerosas construcciones y eventos conmemorativos. El actual departamento mantuvo el nombre de "distrito subsistente del Alto Rin", hasta que en 1922 se convirtió en el 90° departamento francés, que fue integrado progresivamente en el Franco Condado, y no en Alsacia, entre 1960 y 1982.
Pero el factor determinante del afecto a Francia no es étnico o lingüístico sino que está sujeto al hecho de que la nación francesa, en 1871, está todavía fundada sobre los valores católicos. Al contrario, para los protestantes hasta ese momento integrados en un Estado católico, la guerra de 1870-71 y la anexión al Imperio alemán se anuncia como una revancha. De esta manera se designaba a los protestantes como pro-alemanes y los católicos como pro-franceses. Así, cuando se produjo la incorporación de los reclutas, tras octubre de 1872, los pueblos católicos se mostraban reacios, mientras que en el pueblo protestante de Baldenheim, los reclutas desfilaban por las calles con una bandera que llevaba la inscripción: « Viva Guillermo, Emperador de Alemania ».
Consecuencias de la rivalidad franco-alemana
La alternancia de la dominación franco-alemana, el hecho para la región de estar siempre en la primera línea del enfrentamiento de estas dos grandes potencias europeas, el miedo permanente a la guerra, las medidas tomadas por ambos países para "asimilar" a los alsacianos, las represiones, las depuraciones, las incorporaciones de fuerza, deportaciones, penurias en tiempos de guerra, han marcado la historia de la región, dejando huellas profundas, todavía perceptibles en una parte de la población. La casi totalidad de la población cuenta en su familia con víctimas de la última guerra. El tema es a menudo tabú, sobre todo en cuanto a los incorporados de fuerza: los « malgré-nous ». La reintegración de Alsacia en la República no se hizo sin dificultad. La percepción del dialecto alsaciano, muy próximo del alemán, provocó numerosos errores, mal aceptados por la población alsaciana que no desea/deseaba ser confundida, sobre todo, con sus vecinos del otro lado del Rin. Esto ha provocado que los alsacianos empezaran a denominar a sus compatriotas como los « franceses del interior », ya que desde Francia, su gobierno se utilizó la expresión de « Francia del exterior » para designar a Alsacia-Mosela durante el periodo alemán (1871-1918). Por el contrario, la « Francia del interior » era el resto del territorio francés.
Una pequeña parte de la población adoptó igualmente, una actitud de rechazo hacia sus compatriotas como hacia sus vecinos, sin ser necesariamente una postura independentista. El uso del dialecto o de la lengua, es como en numerosas regiones francesas, el medio de conservar la cultura e historia regional. Alsacia, es una tierra de « germanos afrancesados », francesa de nacionalidad, que forma parte de la República, pero a la que le preocupa conservar su germanidad, y su particularismo, a menudo tan despreciado.
Una pequeña parte de la población adoptó igualmente, una actitud de rechazo hacia sus compatriotas como hacia sus vecinos, sin ser necesariamente una postura independentista. El uso del dialecto o de la lengua, es como en numerosas regiones francesas, el medio de conservar la cultura e historia regional. Alsacia, es una tierra de « germanos afrancesados », francesa de nacionalidad, que forma parte de la República, pero a la que le preocupa conservar su germanidad, y su particularismo, a menudo tan despreciado.
Citaciones de personajes célebres
Napoléon Bonaparte
El apego de Alsacia a Francia reside en la creación de La Marsellesa en Estrasburgo, en la participación de los alsacianos en la Revolución francesa así como por parte de grandes generales y oficiales como Kléber y Kellermann.
Declaración de Napoleón Bonaparte: ...no se inquieta cuando se le hace saber que sus oficiales alsacianos no hablan francés:
Declaración de Napoleón Bonaparte: ...no se inquieta cuando se le hace saber que sus oficiales alsacianos no hablan francés:
« qué importa si hablan alemán, con tal de que acuchillen a la francesa ».
Fustel de Coulanges
Fustel de Coulanges (originario de una familia bretona instalada en París), profesor de la universidad de Estrasburgo, el 27 de octubre de 1870 :
« Puede que Alsacia sea alemana por la raza y por el lenguaje; pero por la nacionalidad y el sentimiento de la patria, es francesa. ¿Y sabe lo que la hizo francesa? No fue Luis XIV, fue nuestra revolución de 1789. Desde este momento Alsacia siguió todos nuestros destinos; vivió nuestra vida. Todo aquello en lo que pensábamos, ella lo pensaba; todo lo que sentíamos, ella lo sentía. Compartió nuestras victorias y nuestros reveses, nuestra gloria y nuestros errores, todas nuestras alegrías y nuestros dolores. No tuvo nada en común con vosotros. La patria, para ella, es Francia. El extranjero, para ella, es Alemania ».
Jean-Jacques Waltz (Hansi)
Jean-Jacques Waltz (Hansi) es uno de los ilustradores más populares de Alsacia. Nacido en Colmar en 1873 frecuenta el liceo imperial desde 1881. En el liceo, su blanco favorito eran sus profesores entre los que había algunos que procedían a veces de regiones de Alemania muy alejadas de Alsacia para enseñar allí francés. Hansi odiaba a sus profesores alemanes. Escribiría (adaptación del francés al castellano) :
« Cuando era maltratado en el liceo de los "cabeza cuadrada", cuando el profesor de alemán nos enseñaba que la lengua alemana era la más bella y más vieja de todas las lenguas, cuando el profesor de historia insultaba a nuestros padres y a todos los franceses, remontándose hasta los tiempos de Carlomagno, cuando el profesor de francés, originario de Koenigsberg, nos demostraba que ni los franceses ni los alsacianos sabían hablar su propia lengua y que solamente en Koenigsberg se hablaba correctamente el francés, cuando, de regreso a mi casa del liceo, de donde cada día me llevaba algunas bofetadas y algunas horas muertas, encontré unos oficiales insolentes que callejeaban por nuestra ciudad, los funcionarios, feos y arrogantes, y cuando yo entraba en casa, triste y desanimado, entonces, para consolarme, mi padre me contaba cómo de bella era nuestra pequeña ciudad en la época francesa ».